21-29 de junio de 1929 – La hazaña del Dornier 15/16.
El comandante Ramón Franco, tras fracasar en agosto de 1928 en su intento de dar la vuelta al mundo en hidroavión con el Dornier Do R Superwal Numancia, inicia en 1929 en Los Alcázares otro raid de importancia mundial.
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Tras ser descartado para el vuelo alrededor del mundo, el Numancia fue trasladado a la Escuela de Hidroaviones de Los Alcázares, 1929 |
Coincidiendo con su mandato en la Escuela de Combate y Bombardeo Aéreos, Franco propone a la superioridad llevar a cabo otra gran hazaña aeronáutica para el verano de ese año. Para ello, había diseñado un vuelo de ida y vuelta a Norteamérica, no realizado hasta la fecha:
Los Alcázares – Las Azores – Halifax o Terranova (Canadá) – Nueva York – Las Azores - Galicia.
En total, unos 12.000 kms. Este vuelo transatlántico batiría los records mundiales de duración y distancia en hidroavión.
Para este vuelo, utilizaría el último de los Dornier Wal adquiridos en Italia, el W-15. Sin embargo, por razones de prestigio nacional, el gobierno decidió que el hidroavión para este raid fuera el primer Dornier Wal fabricado en Cádiz por la empresa C.A.S.A., el W-16/MMWAP, que montaba dos motores Hispano-Suiza de 600 CV.
Franco, no obstante, consideraba más fiable para esta empresa al Dornier “italiano”, por lo que, sin autorización superior, “disfrazó” a éste con la numeración y la matrícula del Dornier Wal español”. Así, el 21 de junio de 1929, a las 16h50, junto a los capitanes Eduardo González Gallarza y Julio Ruíz de Alda y al sargento mecánico Modesto Madariaga, despegaba desde Los Alcázares rumbo a Las Azores.
La tripulación en el Dornier 15/16 |
El Wal 15/16, momentos antes del despegue. Franco desconfiaba del Dornier construido por CASA, quizá fruto de alguna avería durante los ensayos, y prefirió utilizar el Dornier W-15 de construcción germano-italiana, cambiándole en secreto la matrícula
Un Bristol F.2B de la Escuela de Combate y Bombardeo Aéreos de Los Alcázares sobrevuela el Dornier 15/16 momentos antes del despegue.
Ramón Franco tuvo mala suerte y no pudo completar la primera etapa: debido a un error de navegación, provocado por un fuerte viento “de cola”, pasaron de largo Las Azores, en donde debían reabastecerse de combustible, viéndose obligados a amerizar en mitad del Atlántico.
Con la radio averiada, nadie sabrá dónde están ni lo qué les ha pasado. La noticia del accidente causó gran conmoción, iniciándose la búsqueda de los aviadores, en la que hubo gran solidaridad internacional, participando aviones y buques portugueses, franceses, británicos y españoles.
Una semana estuvo perdido el Dornier W-15/16, pero la tripulación sobrevivía gracias al racionamiento de los víveres y al agua de los motores. Finalmente, y cuando se temía lo peor, el 29 de julio, el portaaviones británico Eagle, desviado de su ruta para colaborar en la búsqueda, encontró a tripulantes e hidroavión sanos y salvos en una posición muy próxima a la isla de Santa María (archipiélago de Las Azores).
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